domingo, 30 de junio de 2013

Viaje a los orígenes del arte.



Comenzamos nuestro itinerario en el aparcamiento de Tuñón donde nos esperan los componentes de la asociación La Ponte para guiarnos en esta ruta del arte parietal. Cruzamos la carretera y nos dirigimos por un estrecho sendero hacia la Cueva del Fornu o Cueva del Conde.















Esta cueva nos muestra los primeros grabados lineales considerados como las primeras manifestaciones gráficas parietales del Homo sapiens, (Paleolítico superior).



La cueva encierra uno de los paradigmas en la investigación: la convivencia entre los neandertales y los cromañones como muestra la abundancia de restos líticos pertenecientes a los dos grupos humanos.




Otros restos arqueológicos tipo huesos de diferentes animales como mamut, rebeco, bisonte... nos justifican las amplias investigaciones arqueológicas realizadas desde principios del siglo XX.














Volvemos sobre nuestros pasos hacia el aparcamiento y cruzamos por el área recreativa de Tuñón, comienzo de la famosa senda del oso, su dejadez es evidente por parte de los gestores.














Bajamos y bordeando el río Trubia llegados al Abrigo de Santo Adriano, covacho orientado al sur descubierto en 1994 por el grupo de espeleología Polifemo.












Podemos considerar al Abrigo como la siguiente etapa de expresión gráfica compuesto principalmente por grabados zoomorfos como ciervas, cabras o bisontes.


 




Los grabados son un importante conjunto de figuras dispuestas en función de la topografía del Abrigo en sus dos paredes laterales expuestas a la luz natural.
















Las figuras son el estereotipo formal del Nalón con gran economía de líneas y fuerte expresividad.















La figura más representada es la cierva pero también aparecen la cabra y unos poderosos bisontes extraordinariamente expresivos.











Una vez terminamos nuestra visita al origen del arte nos volvemos por el mismo sendero hacia Tuñón.

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