sábado, 24 de agosto de 2013

Senderos de leyenda. PR-AS 187.




La senda que nos ocupa comienza en el área recreativa de Las Xanas en el concejo de Santo Adriano. En esta localidad dejaremos nuestros vehículos para subir paralelos a la carretera de Tenebreo.

 


Sobre unos 300m más arriba a nuestra derecha sale un camino señalado por una piedra esculpida que nos indica el "Desfiladero de las Xanas", primera parte de nuestra ruta. No debemos engañarmos, el camino es acto para todos los públicos pero a su vez es largo y requiere cierto hábito senderista.


 

Estos primeros tramos discurren con una cierta pendiente muy llevadera que nos lleva al primero de los túneles: "De la Cerezal", desde este punto la inclinación es casi imperceptible.















Un espectáculo rocoso formado hace 300/400 millones de años en la era paleozoica se abre ante nosotros.















Una vez atravesado el túnel estamos inmersos en el desfiladero y sus paredes aumentan la altura, un mundo de roca caliza. Mirando atrás distingimos Las Xanas y Villanueva capital de concejo.


La garganta fluvial fue excavada por el arroyo Viescas a lo largo de casi 2km. La densidad de la masa forestal nos impide ver el agua que sí escuchamos.

 

La senda esculpida en la roca fue construida en los años cincuenta pero todo indica la existencia de viejos ramales. La intención era comunicar "el valle" con los pueblos de Dosango, La Rebollada y Pedroveya con una carretera, afortunadamente no se finaliza.
 
   

 El sendero dibuja la ladera del monte y nos lleva a la zona más escarpada del desfiladero.




Continuamos lentamente por el desfiladero, es lo más abrupto, lo más artificial, lo más llamativo...


A nuestra derecha contemplamos las paredes opuestas del Alto La Habana formando el conjunto del desfiladero.


El camino, abriéndose paso sobre la roca llega a estar a más de 80m de altitud sobre el Viescas.

  

Entre vueltas  y  vueltas rocosas el barranco se estrecha, llegamos al segundo túnel: "De la Virgen".



El camino comienza a descender hacia el arroyo Viescas perdiendo la verticalidad de las rocosas paredes.


Llegamos a un bosque de ribera formado por castaños, tilos, robles y fresnos. La humedad aumenta según nos acercamos al agua.


A nuestra izquierda, camuflada por la vegetación, nos encontramos con la entrada de una mina de montaña  abandonada y a nuestra derecha una poza donde descubrimos el primero de los molinos derrumbados.

       

Por vez primera cruzamos el arroyo pisando la margen derecha, a los pocos metros nos encontramos con el segundo de los molinos donde aún podemos ver la muela.



El camino se bifurca en dos, tomamos el de la izquierda para ver el tercer molino en ruinas, es el de Secundino, pasamos por encima de lo que fue su canal y si alguien se descuida hasta podría caerse al cubo.


Una resbaladiza pontonera y un embarrado repecho nos hace desembocar en el pradón de la iglesia de Pedroveya. Ya solo queda subir esta pradería, la parte más dura de la ruta.


 La iglesia de Pedroveya nos da la bienvenida protejida cristianamente por San Antonio de Padua y paganamente por dos texos, uno de los cuales con varios siglos en sus ramas.



Cogemos la carretera de La Rebollada a la izquierda para entrar directamente a la plaza de Pedroveya entre la arquitectura tradicional asturiana. Si apetece siempre se puede comer o tomar una cañita en Casa Generosa.


Continuamos hasta salir del pueblo, a nuestras espaldas queda Pedroveya bajando por la carretera, enfrente vemos Dosango pero antes debemos tomar un camino hormigonado a nuestra izquierda.



Por el bajamos hasta el arroyo La Llaguna para en una serpenteante subida llegar a Dosango.



Atrás dejamos unas vistas impresionantes de Pedroveya  y  La Mostayal en nuestra subida, ultima del trayecto de hoy. Caleyamos por Dosango buscando la carretera de Tenebreo, no sin antes cruzarnos con la Casa de la Yedra, lugar de discusiones y arreglos sobre los pastos comunales de la zona.


Una vez salimos de Dosango dirección Tenebredo por la carretera, a unos 300m nos encontramos con un pequeño valle a nuestra izquierda y un sendero el cual tomamos, ya todo es descenso.


Es esta una zona de pastos en desuso donde los helechos y monte bajo se hacen los dueños.



Bruscamente, giramos a la derecha para caminar pegados a la mole rocosa desde donde vemos el castro celta "El Collaín" aún sin excabar pese a su potencial.



Estamos en Valdolayés lugar donde en el año 724 se disputa la batalla del mismo nombre entre el musulmán Munuza y  el rey Pelayo apoyado por los nativos de esta zona que darán muerte al moro.



En la versión sebasteniense de las crónicas escritas por Alfonso III en el siglo IX aparece un relato que describe la transcendental batalla : "Cuando el moro Munuza supo del exterminio del ejército árabe en Covadonga, abandonó la ciudad de Gijón y se dio a la fuga. Los astures que le seguían dieron con sus tropas en un lugar llamado Olaliense, acabando con él y con su ejército por la espalda, de manera que no quedase uno de los musulmanes dentro de los puertos".

  


En nuestro descenso volvemos a girar siguiendo el camino marcado, que no señalizado. Pasamos por encima de un depósito de agua y nos sale un camino a la derecha que NO tomaremos a no ser que pretendamos ver, (antes de que se caiga), el único indicio de la gesta astur.



Este sendero nos lleva hasta la carretera entre Las Xanas y Tenebreo, el mismo con el que comenzaba la ruta pero más arriba, ya simplemente es bajar hasta el área recreativa.


Simplemente nos queda agradecer a la Asociación La Ponte su trabajo como guías.