jueves, 20 de febrero de 2014

Ruta del Alba. PR-AS 62.

La ruta parte de la localidad de Soto de Agues (430m), perteneciente al concejo de Sobrescobio.


El coche lo aparcamos junto a la bolera municipal en una amplia explanada, para desde allí caleyar un poco por el  pueblo disfrutando de sus elementos arquitectónicos tradicionales.


A nuestra izquierda dejamos el puente de origen medieval que une las dos partes de la localidad separadas por el río Nozalín.


Dicho puente divide los dos barrios de la localidad : Soto y San Andrés, esta vez solo visitamos Soto.


Llama la atención la gran cantidad de hórreos, los cuales superan una antiguedad de 100 años.


Hayamos una capilla con un enrejado pórtico dedicada a San Antonio de Padua con la siguiente inscripción : " Esta ermita la dotó i mandó hacer á su costa el Lic.do D.n Domingo Concheso Rubio siendo cura en San Juan Villar de Santos, Reino de Galicia por mandato del Lic.do Ginés Suárez Concheso capellán primero. Año 1709".


Su economía es básicamente ganadera sumado a un repunte turístico basado en sus ofertas paisajísticas, gastronómicas, (queso casín) y artesanales centradas en la madera.


Nos dirigimos hacia el comienzo de la senda pasando por delante de una renovada fuente y un lavadero.


Soto de agues, conocido por "la tierra del agua", lo demuestra a cada paso dando la razón a las rimas:
" No hay pueblu en toda España
como el de Soto de agues,
que tien les fuentes en casa
y en Llaimo muches fayes".


Llegamos a la verdadera salida de la ruta del Alba, declarada Monumento Natural en 2001.


Este viejo camino de ganaderos y mineros está hormigonado en todo su primer tramo para facilitar las labores del campo a los vecinos.


Una vez cruzada la veiga del pueblo pasamos por encima de la piscifactoría donde se puede pescar, comprar y comer truchas.


En el primer tramo el camino es llano, muy fácil de recorrer,  paralelo al río Alba donde toma su nombre.


La senda deja a su izquierda un estrecho puente de madera donde sale un camino que se dirige al mirador de San Andrés.


Cruzamos por una estrecha foz, podemos ver, escuchar, sentir el agua como elemento de vida.


La senda discurre encajonada por el río Alba contra las altas paredes verticales de calizas y cuarcitas.


Casi en el río existe una mesa con sus bancos, entre avellanos, donde parar a disfrutar de los sentidos.


Hablando, recordamos la tradición de llamar a los habitantes del concejo de Sobrescobio "coyanes". Parece ser, que hace mucho tiempo eran del pueblo piloñes de Coya.


Cuenta la leyenda que estos piloñeses hartos de la tiranía del señor feudal, se enfrentaron a él, pero fueron derrotados. El castigo para ellos y sus familias por la sublevación iba ser ejemplar esclavizándolos.


Charlando llegamos al Camporru, donde se encuentran los restos de los cargaderos del Camporru pertenecientes a la mina de hierro  El Carmen. Era de la empresa Duro Felguera cerrándose en el año 1967. Como curiosidad, en 1909, se instaló un cable aéreo de 2'5 km de longitud que por gravedad bajaba el mineral hasta las tolvas donde se cargaban los camiones.


Hayas, robles, castaños, deleitan nuestra vista hasta llegar a una buena fuente donde reponer líquidos.


Como si tal cosa, llegamos al Retorturíu, a casi 4 km de la salida y donde termina el tramo pavimentado.  


Tomamos el camino de la derecha,  por el de la izquierda cruzaríamos el puente y nos conduce a las camperas de los pastos de Bauga.

 

La senda se va estrechando cruzando atraves de un frondoso hayedo hasta entrar en una nueva garganta.


Continuando con el éxodo de los coyanes, estos se ponen de acuerdo antes de ser ajusticiados para huir por la noche con sus familias, ganado y enseres.


Al frente del grupo colocaron a una vaca como símbolo, emprendiendo la marcha sin un  rumbo conocido.


Después de toda la noche caminando llegaron a Sobrescobio y el noble animal se detiene eligiendo así la nueva morada de los coyanes y dando paso a su leyenda.


El concejo de Sobrescobio fue regido por la Orden de Santiago hasta el año 1565, fecha de compra por sus habitantes de las cartas de libertad en pública subasta.


El río Alba  paralelo a nuestro sendero, va formando saltos, pozas y remolinos de agua trasparente.


En el camino encontramos miruéganos, (biruéganos, miruéndanos), o fragaria vesca. Se da en las faldas de los fayeos, zonas húmedas, en semisombra, en suelos pobres. Su fruto son unas fresinas muy dulces, aunque las hojas se empleaban para infusiones o para el pote.


Cuando cumplimos los 5km de marcha llegamos al área recreativa de La Vega con su equipamiento básico.


A partir de aquí, la senda discurre por tramos empedrados de forma natural, entramos en las Foces de Llaimo.


El paisaje es espectacular con multitud de cascadas de distintos tamaños entre el río y la pared rocosa.


A ambos lados crecen como pueden entre las rocas, en sus fisuras, ejemplares de tejo, sauce o tilos.

               

En mitad del camino vemos a la rana ibérica, (rana Patilarga),  que es la más pequeña de este género en España, midiendo los machos sobre 40mm y las hembras los 55mm. Se alimentan de arañas e insectos.


El hábitat de nuestra pequeña amiga se localiza en arroyos, regueros, prados húmedos... aunque su actividad es nocturna fundamentalmente.


Las cascadas se suceden aportando agua al caudal del río Alba que continua su labor erosionadora.

El sendero se va estrechando mientras nosotros ascendemos imperceptiblemente paralelos a el.

            

Camino de pastores paralelo al agua como elemento de vida y esperanza frente a la dureza rocosa.


Nos encontramos el primero de los dos puentes construidos en mampostería de piedra caliza llamado La Pontona.


El salto de agua es muy hermoso, parada obligatoria para fotografiar antes de subir los escalones.


El segundo puente de mampostería es conocido por el puente de la Resquiebra apoyado sobre las paredes rocosas de las foces.


El río Alba por su pureza es un escaparate de la fauna fluvial asturiana: nutrias, truchas y mirlos acuáticos.


Estamos casi al final de la ruta, la verticalidad en la zona define toda su belleza.


Para completar la gama de verdes abundan los líquenes y musgos tapizando todas las rocas.


Hayas colgantes de tronco retorcido con largas raíces creciendo entre los macizos rocosos.


Llegamos a la Cruz de los Ríos que recibe su nombre al ser la zona donde se unen las aguas de los arrollos Alba y Llaimo.


El final de la senda es una reformada cabaña forestal con una pequeña área recreativa alrededor donde disfrutar de las vistas hacia la la collada Valencia o el pico Retriñón.


Retornamos por el mismo camino donde un pequeño amigo nos sale al paso: la musaraña.


Sorex araneus, es un animal mamífero insectívoro, vive en zonas húmedas cerca de los arrollos, se distingue por su hocico alargado. Nada y trepa con facilidad. Su tamaño no supera los 5cm.


Esta es una excursión sencilla, apta para cualquier persona y señalizada ejemplarmente.



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